sábado, 16 de noviembre de 2019

Otra vez Costa Rica!


Y se vuelve costumbre los viajes a Costa Rica, ese país me jala siempre, siempre inesperadamente, siempre disfrutándolo plenamente.



Me fui a Costa Rica en un tipo de trip que no estoy acostumbrada a realizar fuera de mi país, un viaje de ecoturismo, para conocer alguna de las maravillas naturales de este gran país.

Luego de muchos kilómetros recorridos desde Panamá, llegamos a Costa Rica, un grupo de personas a los cuales los une el deseo de conocer todos los secretos de Pachamama, esa que nos da tanto y nos regocija siempre.



Nuestro primer día fue una aventura sin igual, ir al Volcán Turrialba, caminamos por unas cuantas horas; de tanto caminar llegamos a la cima a pleno amanecer. Estábamos congelados, claro por el frío, pero, además por el espectáculo visual que teníamos, ver todo esto fue tan alucinante, que nos enamoró a primera vista.



Luego de esta aventura nos fuimos a Bajo del Toro a buscar alojamiento, en este lugar, continuaría el resto de nuestras aventuras. Ya para estos días, este grupo se unía más y el deseo de nueve personas se hizo uno, el espíritu aventurero de todos se hizo uno y latía vívidamente por seguir descubriendo más y más y sacarle el jugo a esta gran experiencia de viaje.



Nuestro segundo día fue destinado a conocer cascadas (cosa natural para mí, en mi país, pero no en el exterior). De mucho andar y por cuestiones del destino o bondades de esa Pachamama que nos cuidó siempre, llegamos a una bella y grande Cascada, llamada Pozo Azul, un buen calentamiento para lo que nos tocaba el día siguiente.

Foto:@scrossnx

Para concluir fuimos al Volcán Poás un gran sendero, muy buena compañía, conseguimos unos guías extras excelentes, dos canes que nos acompañaron desde el inicio al final. Lo que más me impresionó fue ver el amarillo tan vivido, que deja el azufre, su gran cráter, uno de los más grandes del mundo, su cortina de humo y los gases que manan desde dentro y se lucen en el  cráter, esto de verdad deja sin palabras, luego de estos recorrer el sendero de regreso es como estar en otro planeta, tan extraño, tan exótico, tan exquisito.



Este viaje fue una gran aventura, supero todas mis expectativas, como siempre, vengo con un gran aprendizaje, con nuevas personas con quien compartir mis aventuras y con el deseo de seguir llevando este estilo de vida, que me hace tan pero tan feliz.

Hasta la próxima.